Una organización saludable es aquella que promueve el bienestar entre las personas que la conforman. Para ello, es preciso crear las circunstancias adecuadas para que las relaciones interpersonales y las condiciones en las que se llevan a cabo las actividades para la consecución de los objetivos de la organización sean coherentes con ese objetivo de optimización del bienestar de las personas que la conforman.

Cuando las personas perciben que la organización se cuida de potenciar su bienestar se produce un mayor compromiso e implicación en la consecución de los objetivos que se perciben como coherentes con los objetivos propios.

Si trabajamos por la promoción de la salud en un sentido positivo implícitamente tiene un efecto en la prevención de los riesgos psicosociales tales como el estrés, el burnout o el acoso laboral.